CONTEXTO TERAPÉUTICO VR CONTEXTO HOGAR





Una de los aspectos más importantes de la intervención en los trastornos del espectro autista es la generalización de los aprendizajes adquiridos en sesión, el termino generalización hace referencia a la capacidad para aplicar lo aprendido en un entorno artificial a condiciones naturales, de este modo, si el niño está aprendiendo a señalar en el contexto terapéutico pueda trasladar esta conducta a cualquier otro contexto de forma funcional.

Para conseguir estos objetivos es necesario que como padres trabajemos en casa de diversas maneras, puede ser mediante juegos, actividades o aprovechando las rutinas de la vida cotidiana. En el ámbito del juego es donde como padres encontramos la mayor parte de las dificultades, ya que nos cuesta mucho reproducir lo que ocurre en las sesiones terapéuticas en casa.

Muchas veces me he visto en la situación de comprar juguetes que en sesión fueron un éxito y a la hora de intentar utilizarlos en casa con objetivos concretos no tenían el mismo efecto, en ese momento experimentaba frustración, sin embargo, esta situación es absolutamente normal y pasa con mucha frecuencia ya que en sesión se controlan muchas variables que en casa son imposibles de controlar y el contexto terapéutico tiene una serie de características que favorecen el aprendizaje.

Estas características a grandes rasgos son:

1-La sesión se da en un contexto estructurado, en un tiempo fijo y determinado (una hora aproximadamente) y siempre en el mismo entorno.

2-Las normas y límites son muy claros y bien definidos, mientras que en casa no podemos manejar la misma rigidez en las normas, si el niño no quiere jugar no le podemos forzar, en cambio en terapia se maneja el nivel de frustración del niño, el terapeuta puede retarle más, forzarle un poquito, incrementar poco a poco su nivel de resistencia ante las tareas menos agradables.

3- Las contingencias de la sesión son muy claras, el niño conoce el rol del terapeuta, sabe hasta donde le está permitido llegar, en casa es muy difícil adoptar ese rol y no debemos pretenderlo, como padres implicamos nuestras emociones en todo lo que hacemos con mucha intensidad, nos cuesta mantener la firmeza de un terapeuta. Además, como padres manejamos una disciplina más inconsistente, a veces cedemos, a veces no, mientras en terapia los límites son mucho más definidos y se aplica consistencia en las reglas del juego.

4-En casa hay muchísimos más elementos distractores, si el niño no quiere realizar una tarea puede alejarse de ella y desplazarse hacia cualquier lugar de la casa.

5-Los juguetes en sesión tienen un gran valor reforzante porque el niño los utiliza pocas veces, mientras en casa los juguetes están accesibles en cualquier momento y van perdiendo poco a poco ese potencial reforzante.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos llegar a preguntarnos si en realidad podemos hacer cosas en casa para ayudar a los niños y la respuesta es sí, aquí os dejo algunas ideas y claves que a nosotros nos han servido.

1- Partir de sus intereses: nadie conoce mejor a nuestros hijos que nosotros mismos, sabemos cuáles son sus preferencias y tenemos que aprovecharlas, incluso cuando estos intereses nos puedan parecer repetitivos, o restringidos, debemos convertirlos en aliados para “enganchar” al niño, en nuestro caso, el niño disfruta mucho de la temática frutas y verduras, pues esa nos sirve para todo, para cuentos, para juegos simbólicos, para actividades de estructuración del lenguaje en el ordenador, etc. Debemos partir de estímulos que despiertan su interés para introducir paulatinamente otros estímulos novedosos.



2- Utilizar ayudas visuales: podemos hacer fotos de los juguetes favoritos y utilizarlos para anticipar los juegos, para trabajar la secuenciación temporal: primero puzle- después pelota.  Con esta sencilla actividad trabajamos los aspectos temporales de pasado, presente y futuro, muy importantes en la comprensión del lenguaje y la abstracción.

3- Aprovechar los momentos de conexión: implica buscar el momento adecuado y sacarle partido, por ejemplo, si el niño está demasiado activado, no es un buen momento para sentarnos a hacer actividades que requieran concentración, es importante sintonizar con el niño y ser conscientes de que no siempre que queramos obtendremos atención en la actividad.

4- Ser realistas en el manejo de los tiempos: muchas veces 5 minutos son suficientes, lo importante es la frecuencia, la repetición, intentar un día y luego otro, aunque sea durante poco tiempo, poco a poco podemos incrementar el tiempo de permanencia en las tareas, por ejemplo, a la hora de realizar un puzle.



5- Realizar los juegos de forma distendida y relajada, en el suelo o en una alfombra, utilizando los juguetes preferidos por el niño para trabajar las funciones comunicativas, la primera función que se adquiere en el desarrollo es la petición, por lo cual partimos de los deseos del niño, de aquello que quiere. En este contexto podemos trabajar palabras como “toma”, “dame”, “mas”, “se acabó”, “no hay”, “ponlo aquí”, es importante hacer mucho énfasis en este tipo de palabras y acompañarlas de su respectivo gesto. Un juego sencillo puede ser hacer una torre, este tipo de actividad permite trabajar seguimiento de instrucciones, verbos, adjetivos, sustantivos, conceptos espaciales, etc.





6-Comprender que la estimulación va mucho más allá de los juegos estructurados, la estimulación se da en el día a día, en todas las rutinas: vestido, baño, alimentación, juego en el parque, etc., no solo se da mediante juegos estructurados, en el post anterior publique ideas de estimulación más allá del juego estructurado.

Os dejo por aquí, un ejemplo de cómo trabajar con cuentos la estimulación del lenguaje oral.




1-Los cuentos que tienen pestañas, solapas o ventanas para abrir y cerrar son ideales ya que nos ayudan a introducir un factor sorpresa cuando los estamos narrando. Yo he utilizado varios de la colección 1000 ventanas para descubrir. Con el cuento de animales, en concreto he trabajado los sonidos de los animales (onomatopeyas) y es interesante añadir ese momento de suspense mediante frases como: A ver a ver, ¿Quién se esconde aquí?
Esta colección de libros tiene varias temáticas: la casa, el colegio, etc.





2-Realizar la narración de los cuentos de manera sencilla, con palabras concretas y transmitiendo poca información. Os pondré dos ejemplos: uno de la manera como no debemos hacerlo y uno de la manera correcta.

Así no:

Había una vez un oso que comía zanahorias con sus amigos del cole cuando salían de excursión.

Así si:

“El oso come zanahorias, ñam, ñam, ñam”
“El perro negro hace guau guau”

En el primer caso estaríamos ofreciendo demasiada información, en el segundo caso estamos siendo más concretos y transmitiríamos información acerca de cosas visibles para el niño.  Recordad que estamos ante niños pequeños que aún no han desarrollado lenguaje oral o están en proceso de desarrollarlo.

Los cuentos debemos usarlos de forma muy repetitiva, por ejemplo, si leemos el cuento cada noche o durante la cena, debemos usar siempre las mismas frases, esto lo haremos con el fin de que cuando aparezcan los primeros sonidos, vocalizaciones, onomatopeyas o palabras el niño pueda completar nuestra frase.

“El perro negro hace ………” y esperamos unos segundos a que el niño produzca algún sonido (guau), mirándolo con cara expectante, como si esperáramos algo de él, si no emite ningún sonido lo hacemos nosotros y continuamos, este puede ser un trabajo de mucha paciencia y repetición, pero si lo hacemos de esta manera es muy efectivo.

3- Utilizar gestos para acompañar la palabra, por ejemplo, si el oso está comiendo, hacemos el gesto de comer.

4- Realizar onomatopeyas (sonidos de animales, del agua, de la tormenta) con tonos de voz que llamen la atención.

5- Utilizar expresiones faciales, por ejemplo, de sorpresa, de agrado ante una comida rica. Aquí debemos exagerar para llamar la atención.

CLAVES:
-Gestos.
-Mucha repetición.
-Cara de expectación cuando estemos esperando a que el niño produzca un sonido o diga una palabra.
-Por ultimo armarnos de paciencia y olvidarnos del calendario, cada niño a su ritmo.

 



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